Nuestro día a día gira en torno a la electricidad y los usos que le damos. Ya sea para poner el móvil a cargar, encender una lámpara o calentar la comida en el microondas. En función de su uso, hay claras diferencias entre una instalación eléctrica de alta y baja tensión.
Todos los aparatos eléctricos de casa necesitan de la tensión eléctrica para poder funcionar. Si no reciben la corriente necesaria, no consiguen la energía que necesitan para que los puedas usar.
Ahora bien, cada uno de esos dispositivos tiene unas necesidades diferentes. El cargador de tu móvil no sirve para la batería de un coche eléctrico, pues esto es igual. Es necesario que se adapte la tensión, por lo que hay de distintos tipos.
Antes de empezar a ver las diferencias entre cada uno de estos conceptos, hay que tener claro algo fundamental, ¿qué es la tensión eléctrica? Sin saber esto, es difícil que logres comprenderlo del todo.
La tensión eléctrica es un parámetro que indica la diferencia de potencial que existe entre dos puntos de un sistema. Dicho de otra forma, es la fuerza que ayuda a mover los electrones de un lugar a otro.
Lo más probable es que también hayas escuchado llamarla por su otro nombre: voltaje. Este parámetro se mide en voltios, aunque cuando hablamos de conceptos como la alta tensión, pasamos a kilovatios.
En función de la cantidad de voltaje de la que hablemos, nos podemos encontrar con la alta tensión, media tensión o baja tensión. Te contamos en qué consiste cada una de ellas.
En este caso, el voltaje es reducido y depende del lugar en el que te encuentres cambia el tamaño. Por ejemplo, en Europa se encuentra cerca de los 230 V y en Estados Unidos oscila entre los 120 V.
Cuando hablamos de la baja tensión, nos referimos a la que usamos de forma general en nuestro día a día. Es decir, toda la que usan nuestros electrodomésticos o pequeños aparatos de casa.
Se usa en el hogar porque es la que menos peligro tiene. Sus instalaciones cuentan con interruptores o diferenciales situados en los puntos de consumo, de modo que actúan como medida de protección extra.
En este caso, la electricidad se consigue desde las propias estaciones eléctricas, donde se reduce para que se convierta en media tensión. El voltaje de este tipo aumenta hasta situarse entre 1 y 35 kilovatios.
El uso fundamental de la media tensión es la distribución de la electricidad a otros lugares para que se utilice. Al llegar a una central transformadora, se puede convertir en baja tensión para el hogar.
En último lugar, se encuentra la alta tensión, que es toda la que supere los 36 kilovatios de voltaje. De igual manera, se establece una distinción entre las que superan los 66 kilovatios o no lo hacen.
Hablamos de una potencia eléctrica muy elevada, por lo que es necesario que el cableado se encuentre alejado de las ciudades. Por regla general, suelen situarse bajo tierra.
La principal utilidad de la alta tensión es el propio transporte de la electricidad según se obtiene de las centrales. Más tarde, se lleva a las estaciones de transformación y se adapta para que se pueda usar en el hogar.
Como ya te habrás dado cuenta, la distinción que podemos hacer entre los diferentes tipos de tensión eléctrica tiene que ver con la cantidad de kilovatios que suceden.
Mientras que en la baja tensión se usan alrededor de 230 V, la alta tensión puede superar incluso los 66 kilovatios. Por supuesto, no necesitas tanta electricidad en tu casa.
En definitiva, estas son las principales diferencias que hay entre la baja y la alta tensión:
ALTA TENSIÓN | BAJA TENSIÓN |
---|---|
Equivalente a 36 kW | Equivalente a 230 V |
Transporte de electricidad desde centrales eléctricas | Utilizada en nuestro día a día |
Potencia muy elevada | Electrodomésticos o pequeños aparatos de casa |
Bajo tierra | Es la menos peligrosa |
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