La eficiencia energética es cada vez más prioritaria, la transformación de residuos en fuentes de energía renovable se presenta como una solución prometedora. Las biorrefinerías y la bioenergía se encargan de la conversión de los residuos en recursos energéticos nosotros te lo contamos.
El cambio climático es uno de los desafíos más importantes a los que nos enfrentamos. La generación de energías a partir de fuentes renovables ayuda a reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles, y contribuye a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
En este contexto, las biorrefinerías juegan un papel crucial al ofrecer una solución eficaz para transformar materiales orgánicos en biocombustibles, biogás y otros productos valiosos. Este enfoque favorece a la sostenibilidad energética y promueve la economía circular.
Si te interesa saber más sobre las biorrefinerías y la bioenergía, hoy te explicamos lo qué son, cómo funcionan y cómo ayudan a transformar los residuos en soluciones energéticas innovadoras. Además de algunos ejemplos clave de proyectos que están impulsando esta tecnología hacía el futuro.
Las biorrefinerías son instalaciones diseñadas para transformar residuos orgánicos en bioproductos y biocombustibles. A través de diversos procesos, convierten materiales que normalmente serían desechos, como restos agrícolas, forestales o industriales, en recursos valiosos.
Este proceso de transformación de los deshechos en biogás, bioelectricidad o biocombustibles líquidos y sólidos, entre otros productos químicos, es clave para la transición hacia un sistema energético más limpio.
Esto reduce la dependencia de los combustibles fósiles y contribuyendo a la economía circular. La bioenergía, por otro lado, es la energía obtenida a partir de biomasa.
Es decir, cualquier forma de energía derivada de materiales orgánicos, como madera, residuos agrícolas y forestales, e incluso desechos urbanos. Esta fuente de energía es una alternativa viable a los combustibles tradicionales.
Las biorrefinerías y la bioenergía representan una parte esencial de la transición hacia un sistema energético más sostenible y una economía circular. Además, ambas ofrecen múltiples beneficios. A continuación, te contamos algunos de ellos:
Existen diversas tecnologías que permiten convertir los residuos en energía. Cada una está adaptada a los distintos tipos de residuos y los objetivos específicos del proceso. A continuación, te explicamos algunas de estas tecnologías.
La conversión térmica es un proceso en el que los residuos son sometidos a altas temperaturas para descomponerlos.
Entre los métodos más comunes se incluyen la incineración y la gasificación y la pirólisis. La gasificación, por ejemplo, convierte los residuos en un gas de síntesis que puede utilizarse para generar electricidad.
En la conversión biológica, los residuos orgánicos son descompuestos por microorganismos para producir biogás o biocombustibles.
Un ejemplo es la digestión anaeróbica, donde los residuos se descomponen en un ambiente sin oxígeno, generando biogás que puede ser utilizado para producir calor.
La conversión química involucra procesos químicos para transformar los residuos en productos valiosos. Un ejemplo es la licuefacción hidrotérmica (HTL), que convierte los residuos orgánicos en biocrudo, un combustible renovable.
El Centro Nacional de Energías Renovables (CENER) ha desarrollado una biorrefinería HTL que utiliza residuos urbanos para producir combustibles, pienso y fertilizantes.
El Centro de Biorrefinería y Bioenergía (BIO2C), operado por el CENER, es un centro de investigación y desarrollo a escala piloto semi-industrial.
Su objetivo principal es investigar y desarrollar tecnologías que permitan la producción de bioproductos y biocombustibles avanzados. Entre sus instalaciones destacan:
En España, se están llevando a cabo proyectos innovadores que aprovechan residuos para generar energía. Un ejemplo es el proyecto en Vilches, Andalucía, donde se planea transformar los excrementos de cerdo en biometano, un combustible renovable.
Este proyecto está siendo liderado por Genia Bioenergy, en colaboración con Repsol y la Fundación JAV. Representa una inversión de 25 millones de euros.
Además, de sus beneficios económicos, el proyecto contribuirá a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y promoverá la economía circular.
Otro proyecto destacado es el desarrollado por la Universidad de Jaén, que utiliza microondas para convertir el alperujo, un subproducto de la producción de aceite de oliva, en biocombustible. En solo 30 minutos, el proceso produce hidrochar, un combustible sólido con alto poder calorífico.
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